martes, 15 de marzo de 2016

ARTICULO


Los efectos de una crianza permisiva
fecha   2012-07-27
La actitud y el comportamiento de los padres frente al proceso educativo de sus hijos están muy relacionados con la manera como estos asumen sus responsabilidades, se relacionan con otros y acogen de manera positiva la autoridad. Es cierto que los niños necesitan el cariño y apoyo incondicional de sus padres; el afecto y el amor  son esenciales en su desarrollo. Pero muchas veces en aras del amor que se  tiene a los hijos se les da más de lo que necesitan y se les exige menos de lo que pueden dar.

Existe un alta probabilidad de que una crianza de excesiva permisividad o sobreprotección lleve a que los niños desarrollen actitudes caprichosas, egoístas  y centradas en su satisfacción personal. Cuando los niños y jóvenes no tienen claros los límites tienden a tener actitudes de inmadurez, poca tolerancia y baja resistencia a la frustración. Se corre el riesgo de que se conviertan en personas caóticas que chocan consigo mismos y con su entorno social. Siempre estarán explorando hasta dónde pueden llegar y lo más probable, es que sin ayuda no logren convertirse en adultos capaces y responsables.

Permitir que  los hijos actúen siempre según su parecer hace que les cueste mucho trabajo ponerse en el lugar de los demás y muy probablemente tendrán mayores dificultades más adelante para trabajar siguiendo reglas o para enfrentar situaciones incomodas para ellos. Mantener esta forma de crianza puede llevar a que en el futuro los jóvenes desarrollen comportamientos agresivos, irresponsables y transgresivos.  Esto afecta de manera directa diferentes campos de su vida como la relación con su familia, los  amigos y su desempeño en el colegio. En este último aspecto por ejemplo, la baja capacidad para sortear con éxito los obstáculos y el poco reconocimiento de las obligaciones con otros pueden hacer más difícil su proceso de aprendizaje.

Los padres pueden permitir a sus hijos tomar decisiones y dejarlos experimentar en ciertas circunstancias para que aprendan por sí mismos, a partir de sus propios errores. Sin embargo, eso es diferente a satisfacer todos los caprichos de los niños, dándoles opciones ilimitadas porque desean que ellos no tengan sus mismas carencias o porque creen que deben darle gusto en todo como una muestra de afecto. La indulgencia y las complacencias excesivas, así como el cambio permanentemente en las reglas y las sanciones acordadas, transmiten la idea de que es poco  importante el cumplimiento de los deberes, de los compromisos o de la consecución de metas. 

  Artìculo tomado de:
  http://www.inteligenciafamiliar.com/articulo.php?articulo=129&  contenido=9

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