martes, 15 de marzo de 2016

Video tomado de:
https://www.youtube.com/watch?v=SMUOb7YCk38

COMENTARIO

Sabemos que los extremos son malos, ser padre permisivo o autoritario no es bueno, se debe encontrar un equilibrio entre los dos puntos para que arroje resultados positivos en cuanto a la crianza de nuestros hijos.

ARTICULO


Los efectos de una crianza permisiva
fecha   2012-07-27
La actitud y el comportamiento de los padres frente al proceso educativo de sus hijos están muy relacionados con la manera como estos asumen sus responsabilidades, se relacionan con otros y acogen de manera positiva la autoridad. Es cierto que los niños necesitan el cariño y apoyo incondicional de sus padres; el afecto y el amor  son esenciales en su desarrollo. Pero muchas veces en aras del amor que se  tiene a los hijos se les da más de lo que necesitan y se les exige menos de lo que pueden dar.

Existe un alta probabilidad de que una crianza de excesiva permisividad o sobreprotección lleve a que los niños desarrollen actitudes caprichosas, egoístas  y centradas en su satisfacción personal. Cuando los niños y jóvenes no tienen claros los límites tienden a tener actitudes de inmadurez, poca tolerancia y baja resistencia a la frustración. Se corre el riesgo de que se conviertan en personas caóticas que chocan consigo mismos y con su entorno social. Siempre estarán explorando hasta dónde pueden llegar y lo más probable, es que sin ayuda no logren convertirse en adultos capaces y responsables.

Permitir que  los hijos actúen siempre según su parecer hace que les cueste mucho trabajo ponerse en el lugar de los demás y muy probablemente tendrán mayores dificultades más adelante para trabajar siguiendo reglas o para enfrentar situaciones incomodas para ellos. Mantener esta forma de crianza puede llevar a que en el futuro los jóvenes desarrollen comportamientos agresivos, irresponsables y transgresivos.  Esto afecta de manera directa diferentes campos de su vida como la relación con su familia, los  amigos y su desempeño en el colegio. En este último aspecto por ejemplo, la baja capacidad para sortear con éxito los obstáculos y el poco reconocimiento de las obligaciones con otros pueden hacer más difícil su proceso de aprendizaje.

Los padres pueden permitir a sus hijos tomar decisiones y dejarlos experimentar en ciertas circunstancias para que aprendan por sí mismos, a partir de sus propios errores. Sin embargo, eso es diferente a satisfacer todos los caprichos de los niños, dándoles opciones ilimitadas porque desean que ellos no tengan sus mismas carencias o porque creen que deben darle gusto en todo como una muestra de afecto. La indulgencia y las complacencias excesivas, así como el cambio permanentemente en las reglas y las sanciones acordadas, transmiten la idea de que es poco  importante el cumplimiento de los deberes, de los compromisos o de la consecución de metas. 

  Artìculo tomado de:
  http://www.inteligenciafamiliar.com/articulo.php?articulo=129&  contenido=9

HIJOS DESORIENTADOS
 

Imagen tomada de:
 https://www.google.com/search?q=padre+permisivos&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj9k9S

Imagen tomada de: 
https://www.google.com/search?q=padre+permisivos&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwj9



CONSECUENCIAS

- Baja autoestima.
- Desorientaciòn.
- Agresividad, mala conducta, desobediencia.
- Inseguridad personal, frustrados y mentirosos.
- No hay un equilibrio entre padres e hijos.
- Los niños no tienen habilidades para resolver sus problemas por ellos mismos.
- Falta de educaciòn con las personas que los rodean.

- No reconoce ni respeta las figuras de autoridad.
- Bajos logros escolares.
- Desarrollan problemas de adaptaciòn social.

CONSEJOS

- Tener normas claras en el hogar.
- No romper con el lazo emocional.
- Saber decir no cuando sea necesario.
- Ser firmes con las decisiones tomadas.
- Enseñar con el ejemplo que se les da.
- Aprender a negociar.
- Los adultos deben conocer sus propios lìmites.
- Saber escuchar a nuestros hijos y dialogar con ellos.
- Ser coherentes.
- Resaltar lo que se hace bien.
- Poner limites pero que tengan valor.
- No acceder a todos sus caprichos, solo por el miedo a ser malos padres.
- Delegar poco a poco responsabilidades, en funciòn de su edad y su madurez.
- No pensar por el hijo.
- No se debe desautorizar al otro padre que corrige o impone algùn castigo.
- Confianza con autoridad clara.
- Todos opinan, todos cuentan, los padres deciden.
- Muchas expresiones de afecto, pero tambièn con control.
- Otorgar premios, pero siempre en funciòn de la conducta del niño, no del estado emocional del adulto.